como lluvia imprudente, se me estrellan en los ojos
los minutos
agolpados el calor del viento y el frío de la desolación,
digo desolado como decir desierto
porque la esperanza brilla todavía
sólo que a veces no la veo
entre tanto humo y tanto llanto
entre el desdén y la confusión
sofocada en los recuerdos como arena
ahora que sólo tengo tu ausencia
una nulidad absurdamente penetrante
recargada en un punto
en el mismo punto siempre
donde duele más
recordé apenas algo así como paz y fui a buscarla
dí con tu voz,
me rompía la madrugada
pero tú no estabas, estaba tu fantasma
y al hablar lo escuchaba hasta entender
que dí con el de madrugada porque podía
que estoy aquí
hablándote a solas
oliendo a cigarro
para que los minutos sean míos y sean calmos
resuena contundente mi voluntad
él habla, yo escucho
hasta entender
que eres tú, que siempre serás
que soy yo, que siempre seré
y en mi égogla retumba la certeza
estamos bien tu fantasma y yo.
manda saludos.