martes, 8 de julio de 2008
Me gusta el silencio porque alberga el sonido de los màs dulces te quiero, el grito del odio màs arraigado y esa voz de adentro que retumba en la soledad. Amo el silencio cuando es. Lo amo cuando se rompe. Pero este silencio es impuesto y lo repudio, me lo empujè hasta la garganta, por prudencia, por cauterizar conflictos y me amarga la boca. No quiero escupirlo, quiero hacerlo pedazos entre los dientes hasta que la historia que cuenten sus piezas quede irreconocible, luego tragarlo y olvidar.